sábado, 4 de noviembre de 2017

Niñas para consumo masculino


Hace unas semanas, el juez de menores, Emilio Calatayud, decía en televisión que "las niñas se hacen fotos como putas", y que  "después de las fotos, pueden venir los acosos, los abusos y las violaciones". 

Esta semana hemos visto la enésima prueba de que culpar a las propias niñas (o mujeres) de la objeticificación de sus cuerpos es una falacia machista, además de un análisis de chichinabo provocado por la misoginia que la sociedad nos graba a fuego desde pequeños.
La revista estadounidense W ha incluido a Millie Bobby Brown, la protagonista de Stranger Things, con tan solo 13 años, en la lista de actrices y actores más "sexys".

No es la primera vez que a una niña se la hipersexualiza, por supuesto. Maddie Ziegler tenía sólo 11 años cuando hizo esta campaña, y no había sido su primera inmersión en poses llamadas "femeninas" y "sensuales".
Seguimos llamando femenino o sensual a posar tiradas por los suelos, fingiendo vulnerabilidad o incluso haciéndonos las muertas. A más indefensión mostremos, más sexy parece ser la foto. 

La diferencia entre las chicas anónimas y las famosas, es que a las primeras se las acusa de "putas" y a las segundas se las aplaude cuando se las incluye en listas sobre físicos "hot". 
Seguimos creyendo que la publicidad, las películas, series y canciones que escuchamos y vemos cada día a nuestro alrededor, son inocuas y no nos inculcan nada. Que son como el humor, que al parecer tampoco nos forma como personitas, que nada tiene que ver lo que mamamos con lo que luego somos. También sucede con el lenguaje, muchos siguen con la cantinela de que el lenguaje no es el vehículo del pensamiento, sino otro elemento inocuo más de tantos. 

Aceptar todo lo anterior es decir, directamente, que si las mujeres posamos como posamos, hacemos lo que hacemos y nos comportamos como lo hacemos es porque está en nuestros genes. Nos sale instintivo. Vemos una cámara y metemos tripa, ponemos morritos y ponemos el culo en pompa. Biología sin más. 

Ese razonamiento misógino, nos lleva a exculpar a los hombres que acaban violando, acosando y tratando como objetos a las mujeres. Porque de la misma forma que nosotras tenemos el gen de tirarnos por los suelos y hacernos la muerta para las fotos, ellos poseen el de no poder controlar sus "instintos" y acabar abusando de nosotras. El resultado es el que vemos siempre: culpabilización de la víctima (¿qué hacías sola por esa zona? ¿lo conocías de antes? ¿ estás segura de que cerraste bien las piernas? ¿qué llevabas puesto?) y la consiguiente justificación del agresor/acosador/violador.

Publicado en eldiario.es 30/10/2017 Ver enlace

No hay comentarios:

Publicar un comentario